La semana pasada en Canal Extremadura oí decir a una representante del Partido Socialista, hablando del pacto para formar gobierno, que todos los partidos del Congreso son constitucionalistas y que decir lo contrario es un discurso caduco. Hoy, sigo indignada.

Es legítimo buscar argumentos para justificar las decisiones que se toman en un sentido u otro, en este caso, por el Gobierno en funciones, pero tomarnos por estúpidos es pasarse de la raya.

Esos representantes jurando o prometiendo por la «república catalana», por «el mandato del 1-O», por la «creación de la República Vasca» y por no sé cuántas cosas más, menos por la Constitución; esos representantes que rechazan cumplir con lo establecido en nuestra Carta Magna y se niegan a responder al llamamiento del Jefe del Estado, el Rey; esos, son a los que el PSOE llama constitucionalistas.

Deben vivir en una realidad paralela, en alguno de esos mundos virtuales donde nada es verdad, porque, aunque no sea necesario decirlo, lo cierto es que ERC, JxCat, Bildu o la CUP son independentistas con un único objetivo que no es precisamente la unidad de nuestro país. Y este no es un discurso caduco, no. Al contrario, es de plena actualidad, porque esa negociación oscura y peligrosa para la Nación en la que se ha embarcado Sánchez, la marca un señor de ERC que está en la cárcel condenado por sedición con malversación.

Junqueras dicta las condiciones, los tiempos y el lugar. Lo que le gusta en estos tiempos al Gobierno en funciones, que tanto presume de transparencia, es el oscurantismo: reuniones secretas, acuerdos enmascarados o secretos de Estado, como lo que cuestan los viajes en Falcon de Pedro Sánchez. ¡Menudo cambalache!

De facilitador de este acuerdo nos encontramos al PSC, que ya sabemos que está convencido de que en España hay ocho o nueve naciones porque las ha contado Iceta, que las cuenta como si fueran rosquillas y lo dice a toda portada.

Y como guinda, antes de que el Rey haya propuesto candidato a la Presidencia del Gobierno como establece la Constitución, Sánchez lleva tiempo actuando como tal, autoproclamándose a sí mismo, porque Moncloa parece querer que el papel del Jefe del Estado español vaya menguando en favor de los intereses sanchistas, y el viaje a Cuba o la ausencia del Rey en la COP25 parecen atestiguarlo.

¿No es todo esto indignante?

*Ingeniera agrícola y diputada del PP.