TMte sugiere mi vecino que ante las elecciones para presidente de nuestra comunidad, sería deseable revisar su Constitución o estatutos. No veo inconveniente siempre que esa revisión no contemple la salida de los vecinos del primero de las cuotas del ascensor. Los vecinos del primero no quieren pagar el ascensor porque dicen que no lo usan, pero lo usan porque yo los veo venir del Carrefour cargaditos de bolsas y bidones de Luzil. Si los vecinos del primero alcanzaran su separación de la cuota del ascensor, los del segundo argumentarían que lo usan muy poco, y los del tercero que a veces no lo usan, y hasta el chico del octavo que es atleta y sube y baja andando. Lo que vale es la utilidad de ese ascensor, y no es obligatorio usarlo. Mi vecino que en cuanto se planta delante de un padre constitucional (como me llama desde que ayudé a redactar los estatutos de la comunidad) o alguna autoridad, es más pelota que el comité de empresa de la familia Ruíz Mateos , me elogia mi interpretación de la ley suprema. "Tu sentido de Comunidad de vecinos es integrador". Yo no sé muy bien qué es eso de integrador, pero conozco perfectamente su antónimo, desintegrador. ¿Se imaginan una comunidad de vecinos desintegrada? ¿Un edificio en el que cuando llama el cartero, (dos veces) el vecino del cuarto dice que no sabe nada del vecino del quinto? Yo sí me lo imagino porque es lo que ocurre a diario. Nadie conoce a nadie, nadie responde por nadie, hay menos solidaridad que en el confesionario de Gran Hermano, vivimos en cápsulas, no damos la cara por ningún vecino en apuros, y nos mojamos menos que la bota del escaparate de aventuras de la plaza de los Alféreces.

*Dramaturgo y director del

Consorcio López de Ayala