Con la debida sensación de agradecimiento --es de bien nacido...-- habrán de inventariarse los días y los enamorados que se sumen o se resten en la vida de cada cual que es cada quien.

Con el debido realismo, con el romanticismo debido, con el debido rencor y, posteriormente, el debido perdón, haciéndose a la vez ser perdonado, por olvidado, abandonado o abandonador.

Con los nombres debidos, los besos, miradas, los adioses, la ciudad, el año, el verano, la lealtad o la traición, juntas que no revueltas, con la sonrisa debida, que pase cada catorde de febrero por casa, --en tanto se aparean los pájaros-- por haber tenido, o deseado, o vuelta a perder y a desear aún un goce global de golpe.

Amor-tizado, amor-tiguándose.

ESCÁNDALOS EN LA IGLESIA

Miren a las víctimas a los ojos

Amelia Marín

Enfermera

Apenas abro los ojos con el día y ya hay una avalancha de noticias políticas de gran calado. Mucho trabajo, presidente Sánchez. A la vez, el goteo constante de víctimas de abusos siendo niños y que hoy son adultos valientes denunciando su drama. Deme cinco minutos, aparque todo eso tan importante que hacen los políticos y mire a los ojos de aquellos niños, reconozca la candidez, la inocencia, la alegría, la confianza de antes de ser violentados. Mire después en esos ya otros ojos y vea el desconcierto, la vergüenza, el temor, la desconfianza, el miedo y, finalmente, la soledad a la que los empujamos por negarnos a defenderlos todos los que teníamos el encargo de cuidarlos. Y mírelos hoy. Valientes unos, siguiendo sus vidas. Muertos otros, no pudieron seguir. Algunos no identificados porque «han olvidado» que sufrieron el abuso. Y otros que han decidido seguir y que creen que no es necesario decirlo. Y otros que no han reunido el valor para contarlo.

Leí un artículo escrito hace unos días explicando que la propuesta de ley del Gobierno para que no prescriban estos delitos está «pendiente». No soy mujer que confíe a ciegas en los políticos, pero no puedo aprobar leyes, así que hoy los necesito y les pido que miren a los ojos de todas las víctimas y legislen para impedir que se siga abusando impunemente. Miren también a su alrededor por si hay víctimas cerca a las que puedan proteger. No se me ocurre obligación más importante que cuidar de los menores que no pueden solos.

Señor Sánchez, hágalo ahora, mientras es presidente. Después, mírese al espejo y seguro que verá alegría y calma en sus propios ojos.

ABUSO INFANTIL

Dramático silencio

Diana Liniado

Buenos Aires (Argentina)

Un drama de puertas adentro. Niños amenazados, manipulados y confundidos que no saben si lo que ven es normal o no. Cuando décadas más tarde se animan a expresarse, nos confiesan «Yo pensé que era así; me adaptaba».

Los niños confían en los adultos que supuestamente están para cuidarlos y los aman. Ese amor no siempre es recíproco. Tenemos que enfrentar esta dura realidad: hay padres, y adultos en general, que no consideran a los niños como personas y los usan como objetos, títeres o desechos humanos.

El maltrato en la infancia causa daños cognitivos, emocionales, vinculares y sociales. Siendo adultos se convierten en personas con serias dificultades de adaptación a la vida amorosa, laboral y social.

A menudo, aparentan ser personas normales pero su interior está lleno de heridas, de imágenes, de dolores y pesadillas. La experiencia demuestra que mientas la sociedad dé la espalda a este tema, ellos no se atreverán a manifestarse.

Temen no ser creídos y padecer burlas. Hagamos visible el tema. Sensibilicemos a la sociedad y a los gobiernos para poder quebrar el dramático silencio.