XLxas funciones de las universidades son esencialmente la docencia y la investigación. La primera transmite conocimiento mientras que la segunda lo genera por lo que su evolución debería desarrollarse paralela y armónicamente. Sin embargo, debido a algunos cambios que se están produciendo, éste no es el camino hacia el que parecemos ir.

Estamos en un tiempo de cambios en la universidad. Uno de los más notables es que las actuales titulaciones deben adaptarse al Espacio Europeo de Enseñanza Superior cuyo objetivo fundamental es establecer títulos homologables entre los diferentes países, facilitando así la competencia y movilidad laboral de los egresados universitarios.

Dejando aparte los aspectos puramente docentes, esta adaptación hace prevalecer en las titulaciones de grado (equivalentes a las actuales licenciaturas e ingenierías) el aprendizaje de utilidades frente al conocimiento básico. El aprendizaje de la investigación se pospone y podría plantearse en un ciclo posterior (y opcional) de Maestría, aunque ni siquiera de forma obligatoria. Cabe esperar, en consecuencia, promociones de egresados universitarios que no han tenido contacto alguno con la actividad investigadora en toda su carrera. No sé si las consecuencias de este nuevo perfil serán positivas a nivel individual, pero parece razonable prever un descenso general en los indicadores que valoran la cantidad y calidad de la investigación nacional.

El segundo dato que quiero comentar proviene del reciente nombramiento de la nueva Comisión Europea. El nuevo responsable europeo de ciencia e investigación es Janez Potocik , un economista que ha sido claro estableciendo sus prioridades en declaraciones a la revista Science (número del 26 de noviembre de 2004): el enlace de la ciencia con el crecimiento social e industrial. Parece previsible que este planteamiento penalizará severamente la investigación básica pues condicionará la financiación a criterios economicistas ajenos al objetivo esencial de la ciencia: incrementar el conocimiento.

Esta impresión se refuerza por algunas otras circunstancias inquietantes. La primera es el reconocimiento expreso de que Potocnik tiene un escaso bagaje en ciencias naturales. La segunda es que se muestra entusiasmado por el papel de la pequeña y mediana empresa como conductores de la actividad investigadora. Respecto a lo primero, recordemos que la expresión ciencias naturales incluye la biología, geología, física, química... y dentro de ellas la astrofísica, la bioquímica o la genética. El propio comisionado reconoce que tiene una cierta tarea de aprendizaje por delante que, me permito acotar, abarca la práctica totalidad de las ciencias experimentales.

Respecto a la segunda, tal vez por desconocimiento me parece desconcertante pensar en algún mecanismo por el cual la dirección de la investigación pueda traspasarse a las PYME. Esta cuestión aún no ha sido aclarada por Potocnik aunque sí el objetivo: usar la ciencia to boost Europe´s economy .

Hay más luces, sombras e incertidumbres pero valgan estas dos notas para que nos preguntemos cómo se conjugarán todas estas circunstancias en un futuro inmediato. Las universidades, las autonomías y los estados tienen un relativo margen de maniobra con sus programas propios. Esperemos que entre todos cubran los huecos y no se olvide la investigación básica.

*Profesor titular de Universidad

Escuela Politécnica