WDwesde que el IRA anunció un cese completo de la "lucha armada" en 1994, en respuesta a la invitación a hacerlo de los primeros ministros del Reino Unido y la República de Irlanda, la violencia sectaria que durante 30 años ha asolado el Ulster apuntaba a su fin. Han debido pasar, sin embargo, otros 10 años, así como el mazazo del terrorismo islamista en Londres, para que la condición fundamental del proceso de paz --el desarme del Ejército Republicano Irlandés-- se cumpla definitivamente.

Al aceptar el "desarme verificable", el IRA ni se disuelve ni renuncia a su objetivo centenario: una Irlanda unida e independiente. Su compromiso es respecto a los medios, "sólo pacíficos y democráticos", para alcanzarlo. Para ello le pasa el protagonismo a su brazo político, el Sinn Fein. ETA, que siempre se ha mirado en el espejo del republicanismo irlandés, tiene desde ayer un ejemplo insoslayable que imitar. También la banda, tras el 11-M, debe entender que su ciclo de violencia está agotado. Ese es uno de los mensajes de esta histórica decisión. El otro, que la vía política contra el terrorismo puede servir siempre y cuando tenga el respaldo real de todos los partidos.