TEt Ivi , consiguió lo que muy pocos consiguen, la misma respuesta para tres cuestiones existenciales. Decía un psicólogo que existen tres maneras de ser, la primera, como nosotros mismos nos vemos; la segunda, como nos ven los demás; y la última, como de verdad somos, y que por tanto solo encontraríamos el equilibrio cuando realmente aceptemos como somos y sepamos así ser aceptados por los demás. Pensada como piedra filosofal de la aceptación de la condición propia, Ivi, transexual, coronada dama de honor en las fiestas de su pueblo, parece haber conseguido, lo que algunos en este u otros aspectos existenciales, tardan una vida en conseguir y la mayoría no conseguimos, bien porque queremos aparentar ante los demás lo que no somos, bien porque no aceptamos ni queremos ser como somos, quizás por no ser reconocidos, o bien porque sencillamente estamos demasiado influenciados por los agentes externos socioculturales donde hemos crecido para reconocer nuestra identidad.

Para ser elegida dama de honor se necesitan unos pasos previos, en primer lugar querer serlo y evidentemente presentarse, ese que parece un simple gesto para cualquier chica de su edad ya denota la firmeza de su conocimiento, confianza y el más escrupuloso respeto a sí misma, seguridad en sus actos y condición no exenta de la ineludible complicidad de los organizadores y finalmente el respaldo y la aceptación social de los que son más importantes, los vecinos que la vieron nacer, crecer, comprar el pan y pasear por las calles de su pueblo.

Que un transexual sea nombrada dama de honor, cargo honorífico tradicional y casi exclusivamente reservado a aquellas cuyo sexo coincide con el establecido en su partida de nacimiento, será a buen seguro bandera de asociaciones, medallas de algunos políticos, audiencia para televisiones y noticia de prensa. No pretendo ni mucho menos restar la relevancia de esta muestra clara de que algo en nuestra sociedad está cambiando o al menos empieza a cambiar, pero desde mi total desconocimiento de la problemática por la que pasan todas estas personas atrapadas en cuerpos hostiles a su identidad sexual, me gustaría que por un momento (ya vendrá quien lo haga) nos alejemos de movimientos sociales, de luchas y tertulias, de banderas o reproches y pensemos solo en Ivi y de como un pueblo, Almendral, eligiendo una dama de honor ha sabido reconocer el honor de una dama.