Javier Balza Aguilera (Bilbao, 22-9-1957) continuó de consejero vasco de Interior tras las elecciones autonómicas de mayo del 2001, pese a que la oposición le había zarandeado a base de bien. Le acusó de ser muy blando con las broncas nocturnas de la kale borroka, y el PP, en concreto, le presentó en 1999 una moción de censura (la primera del Parlamento vasco) por haber pedido compensaciones políticas a raíz de la detención de la etarra Belén González Peñalba, que había intervenido en una negociación con el Gobierno durante la tregua decretada por ETA. En aquella etapa, el sindicato mayoritario de la Ertzaintza, Erne, también pidió su cabeza. No obstante, el lendakari Ibarretxe cedió a los deseos de la línea dura del PNV y le mantuvo.

Actualmente, Balza anda muy ocupado con los litigios planteados por la ilegal Batasuna, que no para de echar un pulso al Gobierno central manifestándose a favor de la autodeterminación.

El consejero de Interior, que es un experto jurista (fue viceconsejero de régimen jurídico), ha vacilado en el tema de la autorización de las manifestaciones proetarras, porque el Tribunal Superior de Justicia le desbordó en alguna ocasión.

El viernes pasado, Balza permitió la marcha en Bilbao, ordenó no intervenir a la policía y salió airoso porque no hubo incidentes. ¿Ocurrirá siempre así?