Nunca un presidente del Gobierno español había intervenido en una sesión conjunta de la Cámara de Representantes y del Senado de EEUU. José María Aznar López (Madrid, 25-2-1953) ha sido el primero. Desde que, en junio del 2001, Bush escogió España como primer destino en su viaje a Europa, todo han sido afinidades. "España es amiga de EEUU --dijo Bush entonces-- y Aznar es amigo mío". Un año después, Aznar devolvió la visita a Bush y confesó: "Estoy decididamente al lado de EEUU". Nadie imaginaba cuánto.

Tan leal ha sido Aznar al amigo americano que ha seguido al dictado el rumbo marcado por la Casa Blanca, especialmente en la invasión de Irak (recuérdese el trío de las Azores), pese a tener en contra la voluntad del pueblo español. Cuando más tensa era la situación EEUU-UE, Aznar impulsó un manifiesto de ocho países europeos que, al tiempo que desairaba a Francia y Alemania, apoyaba incondicionalmente a Bush. "Hoy más que nunca --se decía--, el vínculo transatlántico es una garantía de nuestra libertad".

Fiel a su máxima de "yo nunca juego a perder", Aznar se alió con Bush para que le ayudara a acabar con ETA y para catapultar a España internacionalmente, tanto en influencia como en beneficios económicos. De momento, sólo ha conseguido el descenso a la segunda división europea.