Entre elogios a Aznar, el presidente de la CEOE, José María Cuevas Salvador (Madrid, 29-6-1935), ha sugerido la suspensión de la autonomía vasca para "velar por la unidad de España". Recordemos el pasado de Cuevas (Cavernas para sus enemigos) y comprobaremos su coherencia en el presente.

Dos años antes de nacer él, su familia tuvo que abandonar bajo amenazas el pueblo minero de Barruelo (Palencia) porque fue la única que en 1933 votó a la CEDA de Gil-Robles en aquel feudo de izquierdas. En los años 60, Cuevas fue un alto cargo en el sindicato franquista, que no distinguía ente patronos y obreros, porque la patria era lo único importante. En los años 70, pasó del Verticato a ejecutivo de la papelera Sarrió, en la que llegó a ser vicepresidente. En 1974, empezó a foguearse de secretario general de la CEOE con Ferrer Salat, al que sucedió en la presidencia en 1984. Desde entonces (¡¡19 años!!), este empresario sin empresas es el líder de los grandes empresarios.

No es extraño que el piropeador de Aznar sea blanco de la ira socialista. Veamos dos muestras electorales del 2000. Almunia: "Cuevas nunca ha hecho empresa, nunca ha creado riqueza y nunca ha arriesgado su dinero (...) Es un puro funcionario de la patronal española". Y Felipe: "Cuevas no es un empresario, sino un chupóptero del poder". Continuará.