Quienes piensan que bajo ningún concepto podrían ser captados por una secta deberían ver la serie documental El juramento (The Vow), emitida en HBO. Articulada en nueve capítulos, El juramento narra el descenso a los infiernos de un grupo de idólatras deKeith Raniere, líder de NXIVM, un iluminado que iba a conducirles con sus lecciones de superación personal a la felicidad suprema.

No había en el entramado ideológico de Ranieri ovnis, apariciones de la Virgen ni encuentros con el más allá, sino un corpus pseudocientífico que enseñaba a sus adeptos a romper con los miedos y las creencias destructivas que venimos acumulando desde la infancia. Esto hizo que gente a quienes podríamos considerar privilegiados (cineastas, herederos de imperios empresariales, hijos de políticos relevantes o de actores…) y muchas otras personas de nivel socio-cultural más bien alto cayeran en las redes de un peligroso gurú que acabaría sometiendo a todos los miembros de la secta a su capricho, hasta el punto de que decenas de mujeres dominadas sufrieron en la pelvis la marca de un logo, realizado con un hierro cauterizador, como prueba de su obediencia sexual y mental.

Lo que pretendía ser un manual de empoderamiento de las mujeres devino esclavitud sexual, falta de libertades, dietas extremas y pérdida de identidad.

El juramento es la narración de una esclavitud psicológica, contada paso a paso por algunas víctimas, pero también la lucha de estos “rebeldes” (los que abandonaron la secta) para llevar a Raniere a la cárcel, algo que sucedería tras su detención en México en 2018. Y es, creo yo, por encima de todo, un aviso a navegantes, una seria advertencia a quienes en un momento de debilidad bajan la guardia y están pensando dejar el volante de su vida a otras personas.

El juramento es, en definitiva, el retrato de esa dosis de tonto útil que todos llevamos dentro.

*Escritor