Las manifestaciones, al igual que el vino, se catan, tienen su cuerpo, su color, su olor, más o menos grados --son más o menos agitadas--. Si la calidad del vino depende de la uva, la calidad de una manifestación depende de los manifestantes. Los convocantes de manifestaciones, al igual que los vinateros con las uvas, intentan que no se les cuelen manifestantes de baja calidad, de esos que a la mínima de cambio montan el pollo, alteran la naturaleza del producto y lo desmejoran, de manera que el resultado termina siendo insatisfactorio. Pero suele ocurrir que ese recelo a veces resulta ineficaz y surgen cafres que deterioran la convocatoria.

Los españoles últimamente nos estamos acostumbrando a beber y a elegir vino, vamos de entendidos --yo no, lo juro-- y pedimos en los bares unas marcas determinadas. También nos estamos acostumbrando a las manifestaciones, la oposición convoca una por semana y alguno que no las había probado nunca, empieza a cogerle el gustillo y a entender de pancartas, lemas y consignas.

Cuando el Partido Popular gobernaba, la oposición de entonces, entre los que se encontraba el PSOE, que ahora gobierna --y a cuyos dirigentes tacharon los dirigentes de la oposición actual de pancarteros--, convocaba manifestaciones contra la guerra de Irak. A vista de catador de manifestaciones, en aquellas aglomeraciones humanas predominaba el color rojo y la rosa, propios de las banderas y símbolos del partido más representativo de los convocantes. Y los manifestantes que intentaban perturbar el evento solían ser jóvenes radicales de la izquierda.

En las manifestaciones que ahora convoca el PP predominan los colores amarillo y rojo de la bandera de España, en vez de los colores blanco, rojo y el azul de la gaviota alzando el vuelo; y los alborotadores suelen ser --por lo que hemos visto en las imágenes que nos ofrecen los medios de comunicación-- mujeres y hombres maduros de la derecha radical.

En las manifestaciones que convocaba el PSOE veíamos una floristería; pero en las que convoca el PP no vemos la pajarería, que es lo que deberíamos ver.

*Pintor