Hay que dar por buenos los datos que da la dirección del PSOE de que el 52% de sus militantes participó en su consulta y el 79% de estuvo por coaligarse por un programa "progresista", a pesar de que la oposición interna apenas pudo expresarse y no hubo interventores independientes. Asombra, y mucho, el que la aprobación fuera casi "a la búlgara", el 79%. Eso prueba que la directiva no conoce ni de lejos a sus militantes, pues creía que tendría muchos menos apoyos.

Por lo demás, esa consulta no tiene nada de democrática, ni en su origen --intentar salvar al mandamás del acoso de sus barones-- ni en el valor que se le da, ya que no era vinculante, ni en su pregunta, que ni cita con quien se pide coaligarse, ni en hablar de un gobierno "progresista", cuando ya sabemos que las promesas electorales se las lleva el viento, como ya ha hecho --según acaba de denunciar Rivera-- la de Sánchez anular la reforma laboral y la de que el acuerdo con Ciudadanos era para siempre.