Un país como Kenia invierte 17 veces más en pagar su deuda externa que en programas contra el sida. Este ejemplo, de por sí revelador, no es un caso aislado: difícilmente se podrá acabar con la pobreza, si no se toma muy en serio el problema de la deuda. Por ello, resulta preocupante que la Ley de Deuda Externa que debate una comisión del Parlamento no muestre avances significativos en esta materia.

Asimismo, me cuesta comprender que los medios de comunicación apenas se hagan eco del debate de una ley que pretende afrontar una cuestión fundamental para millones de personas ¿No sería necesario que, junto al debate parlamentario, se abriera también un debate social sobre lo que constituye actualmente un gravísimo problema? Quizás también este sea el momento de plantearnos quién debe a quién, de preguntarnos si el Norte no debe asumir una deuda moral, una deuda social y ecológica con un Sur que, durante demasiado tiempo, se ha visto únicamente como una fuente barata de materias primas.

José Luis Gómez Toré **