Nunca vi unas elecciones como las de hoy y desde 1978 he visto bastantes. Con victorias y con derrotas; hasta con amenaza de sorpasso que luego quedaron en nada ¿recuerdan? Pero esta vez es diferente, ha emergido Vox y ha cambiado el concepto electoral de este país. Aquí ya no se presenta el PSOE contra el PP como hasta ahora a ver quién gana y luego comprobar si hay posibilidad de pactos. Se presentan el PSOE con Podemos (si suman) y las tres derechas (si suman también). Sobre este concepto gira todo. Dicho de otro modo: no se espera una pelea de partidos sino de bandos: la derecha contra la izquierda, los míos contra los de enfrente, el concepto español de toda la vida. Los polos sociales opuestos, los ‘progres’ como dicen de un lado en su visión más peyorativa contra los ‘fachas’ que dicen desde el otro en su visión más insultante.

Pablo Casado se erige con razón en líder del bando de la derecha y le dice a sus dos escuderos «no nos pisemos la manguera», un aviso para los bomberos que vienen a apagar el fuego provocado, se supone, por Pedro Sánchez. Sabe el candidato popular que, aún teniendo más votos, su bando puede tener menos escaños y, en consecuencia, darle la victoria al PSOE. En realidad no está apelando a los partidos (los cuales han obrado contra sí mismos), sino a los electores. Les avisa de que deben ser listos y pensar que la ley electoral penaliza la fragmentación del voto y le da los escaños al contrario. Sin embargo, opino que ya es tarde. Lo que tenga que salir, saldrá. Se decidió hace semanas, antes incluso del arranque de la campaña. De un lado, tras la cita de Pedralbes; del otro, tras la estampa de Colón.

EN CONSECUENCIA, lo que está por ver es si la estrategia de división de la derecha prevista por el PSOE le sale bien o, por contra, se lleva un tiro por la culata viendo como el PP, Ciudadanos y Vox suman. Sobre todo desde que el viernes pasado el líder del PP accedió abiertamente a la entrada de la derecha radical en su gobierno, cuestión sobre la que Rivera no se pronunció.

La opción del PSOE con Ciudadanos ha saltado por los aires. Rivera se niega en rotundo a darle la mano a Sánchez y si para algo han servido los dos debates televisivos de esta semana es para constatar que es imposible mezclar rojo con naranja. Solo cabe una victoria de la izquierda con el apoyo de los independentistas (si fuera necesario) o una victoria por mayoría absoluta de la derecha (lo cual, a la vista de nuestro sistema electoral, resulta harto complicado aunque no imposible).

Las encuestas andan despistadas. Marcan tendencias, pero con un índice tan elevado de indecisos y de voto oculto que alcanza el 40% (cuatro de cada diez votantes) ¿quién puede aventurar un resultado fiable? Estos días se habla de una altísima participación y prueba de ello son las colas de gente en el voto por correo que se han visto por televisión. Pero esos electores repentinos ¿de qué bando son? ¿Qué ha despertado su interés para tirarse horas esperando en la calle a que llegue su turno? ¿Es para aupar a unos o para contrarrestar a otros? Nunca vi al PSOE y a la izquierda en general tan movilizada, pero tampoco a una derecha radical ausente de estos procesos con ese interés inusitado por acudir a las urnas y darle la vuelta a una realidad democrática.

Es cierto que en los últimos días ha cambiado algo la situación y que la campaña de baja presión planteada por el ‘gurú’ del PSOE (con una Semana Santa de por medio) ha explotado con los debates televisivos de TVE y Atresmedia. Sin embargo, que nadie se lleve a engaño:los convencidos siguen estáticos, afianzados a su voto pase lo que pase, ocurra lo que ocurra. Son ese 40%, de derechas o de izquierdas, que aún no sabe si votar al PSOE o a Podemos (ahora que ha vuelto Iglesias a insuflar aire al partido) o si debe seguir confiando en el PP o, por el contrario, apostar por nuevas fórmulas de derechas con Ciudadanos o Vox.

Cuando hoy se abran las urnas sabremos qué bando ha ganado y si tendremos gobierno porque todavía no es descartable una repetición de elecciones. Lo cierto es que no pararemos: mañana lunes empieza la precampaña de las autonómicas y municipales del 26 de mayo y ahí sí que se espera tensión. No en vano, la espada de Damocles de la victoria o la derrota en las nacionales estará sobre la cabeza de todos los candidatos.