TLta estrategia de la oposición, en el último debate sobre el estado de la región, ha consistido en hacer que algunas parlamentarias entraran, salieran, y lucieran palmito en el hemiciclo para distraer al personal. O sea, la estrategia del diablo con la bruja o la amante, o el cuerpo como mensaje. A uno ya no le sorprende la ausencia de brillantes exposiciones o de vertiginosas réplicas en este debate regional, pero nunca podía imaginar que se llegara a la utilización artificiosa del cuerpo de la mujer como reclamo para la distracción; ésa es una desviación de la verdad real tan miserable que sólo cabe en quienes, de un modo u otro, obligan a ejercer ese papel de cuerpo y la erogeneidad que ha cultivado siempre el machismo. Si el estado de la región es el que se infiere de estos imaginativos portes parlamentarios, nos encontramos en una situación tan grave como la caída de la inteligencia.

Refieren los clásicos que todas las cosas tienen su lugar natural, una especie de hogar perdido al que retornaban en cuanto les era posible: pues ahí está perfectamente domiciliado el machismo: en la mano de estrategas políticos que utilizan a la mujer para distraer. Claro que, prestarse a lucir palmito en un hemiciclo parlamentario tiene, también, un inquietante y descorazonador mensaje.

*Filólogo