Al margen de los resultados de los dos partidos amistosos de la selección con Luis Aragonés Suárez (Madrid, 28-7-1938) al frente, parece que algo ha cambiado ya. Su personalidad y su carisma, que tanto alaban los jugadores a los que ha entrenado desde hace 30 años, le confieren gran autoridad moral. Luis, no lo duden, sentará a Raúl todas las veces que haga falta, como sentó al mismísimo Romario en el Valencia, al que, no obstante, no pudo convencer de que para el juego de equipo él (el brasileño) era igual de importante que un defensa tosco como Otero. El ejemplo de Romario es quizás excesivo, porque, en 1996, Luis se despidió del club valencianista al considerar que había perdido el pulso. Futbolista notable (más técnico que esforzado) en el Betis (1961-64) y en el Atlético de Madrid (1964-74), ha entrenado a muchos equipos españoles, excepto al Real Madrid, al que dio calabazas. También rechazó una oferta como seleccionador en 1998. De ese año data una pista que ofreció este Sabio de Hortaleza (su barrio madrileño) y que puede ser inquietante si sigue pensando igual. Esto: "El fútbol español nunca ha sido exquisito. No puedes ir contra los rasgos distintivos de un país. La furia no era un tópico. La furia es el concepto que debe recuperar la selección". ¡La furia española, cielos!

ANGEL SANCHEZ