Empresarios de la construcción de Cáceres están sufriendo desde hace tiempo la extorsión de un grupo de personas --los empresarios les llaman, más gráfica y seguramente más ajustado a la verdad, ´banda´-- que exigen que se les contrate porque de lo contrario no se les garantiza la seguridad de las obras en las que trabajan. Es un comportamiento mafioso porque, como la mafia, extienden el miedo y lo hacen con el mismo procedimiento que lo hacían los sicarios de Vito Corleone en Nueva York: cumpliendo las amenazas. La última víctima ha sido la maquinaria y los materiales de la obra de dos promociones de Vistahermosa, en las estribaciones de la Montaña, que aparecieron la mañana del martes con destrozos valorados en 22.000 euros.

Desgraciadamente el problema no es nuevo, porque los constructores son víctimas de chantaje desde hace tiempo, y tampoco se circunscribe ni a Cáceres ni a Extremadura: este diario informa hoy de que en diciembre pasado fueron constructores de Mérida los que sufrieron el chantaje y también de que un constructor bilbaíno sufrió un robo la misma noche que los mafiosos cacereños destrozaron las máquinas de la obra de Vistahermosa. Pero del mismo modo que los mafiosos se crecen cuando logran meterle el miedo en el cuerpo a sus víctimas, la luz de la publicidad les daña como a los vampiros. Mientras este asunto ha permanecido en silencio, la banda ha proliferado su comportamiento delictivo. Que se dé a conocer que este tipo de hechos existen en Cáceres es un paso para acabar con ellos.