TEtl juego solo admite tres posibles finales. Perder, ganar o empatar. En ellos se manifiesta al fin la categoría humana del jugador. La competición ha acompañado al hombre desde la antigüedad y así unos juegos funerarios fueron el homenaje que Aquiles ideó para Patroclo, muerto por Héctor a las puertas de Troya. Aquellas contiendas de entonces son el deporte de hoy. Y este, que puede ser tan sano, educativo, moral y formativo, degenera en insano e inmoral cuando por encima de la diversión, la superación de retos, el espíritu de equipo, la preparación sacrificada, la victoria justa, prima el ansia de vencer a toda costa, la agresividad, el furor por humillar al rival, el no saber perder, el no saber ganar. En victoria, derrota y empate se forma el temple del deportista, se muestra su valía. Y así el tenista francés Yannick Noah , de efímera gloria y persistente envidia, ha calumniando a todo el deporte español mas no ha demostrado nada contra los españoles y sí mucho contra él: que no asimila el fracaso, que no sabe perder y que nunca supo ganar.

El valor educativo del deporte es incuestionable así como su poder metafórico. Acabamos de asistir a una competición política donde un equipo ha ganado y otro ha sufrido una derrota no por esperada de dimensiones menos descomunales. Una no se pregunta cómo durante los entrenamientos, el segundo midió tan mal sus fuerzas y equivocó hasta tal punto su estrategia, o por qué no se preparó psicológicamente, pues con el partido acabado es muy fácil hacer leña del árbol caído, pero sí sostiene que hay diversas maneras de perder. Y le gusta más la postura del derrotado que no esconde u obliga a ocultarse a los jugadores otrora respetados, encumbrados o endiosados sin rubor. Y prefiere que los hinchas, aun tristes, acompañen y sostengan a sus bravos jugadores más si cabe en los momentos amargos que en los dulces. Una es una ingenua, pero la puerta de Ferraz vacía, la soledad de Rubalcaba y la incomparecencia de Leires, Bonos y Zapateros le parece una de las peores y menos elegantes maneras de perder.