XUxn nuevo curso escolar se acaba y un nuevo fiasco de la consejería comienza. Aunque han tardado lo suyo en sacarla (probablemente por vergüenza o por miedo a las críticas), sin preocuparles la incertidumbre de los profesores y alumnos afectados, ni la organización de final de curso de los centros, el director general de Calidad y Equidad Educativa quién lo diría , ha publicado una circular relativa al desarrollo del proceso de evaluación final en la ESO en el presente curso. En ella mantiene la celebración de dichas pruebas en junio, unos días después de haber suspendido. Eso sí, este año el nuevo responsable presenta una novedad: la posibilidad de sustituir la calificación de una única prueba por los resultados de varias actividades de recuperación. La prueba tendrá un carácter secundario. Si no fuera porque mayoritariamente los técnicos de la educación (profesores) ya se pronunciaron el curso pasado al respecto una vez finalizadas, calificándolas de despropósito , tomadura de pelo , fraudulentas e inútiles , etcétera, podía entenderse que la consejería actúa por convencimiento y coherencia política, sin embargo la realidad parece ser otra bien distinta: mantener su decisión a toda costa, no permitiendo que nadie más que ellos opinen del asunto, y si opinan (como sucedió en el Pleno del Consejo Escolar de Extremadura de marras, donde la mayoría se pronunció a favor de septiembre), en un alarde de sectarismo provocativo, atacarlos y descalificarlos.

Al finalizar las pruebas el curso pasado, y como el daño ya estaba hecho, desde CSI-CSIF elevamos una consulta al profesorado tratando de analizar los resultados y así proponer a los responsables de educación el cambio de fechas para cursos sucesivos si éstos no eran los esperados por ellos. El grado de coincidencia en la respuesta fue muy elevado: las pruebas en junio no resolvieron el problema de los alumnos suspensos, pues sólo promocionaron un 8-10%, mientras que los alumnos de Bachillerato, que tuvieron más de dos meses para estudiar, pues se examinaron en septiembre, promocionaron casi un 60%; han supuesto un desbarajuste en los centros, pues se ha mezclado en la misma clase el absentismo escolar de quienes pasan , la responsabilidad de quienes quieren avanzar en programa y el desinterés de otros, que se pasan la clase molestando a los que realmente tienen interés. Decía el científico y político estadounidense Benjamín Franklin que es contrario a las buenas costumbres hacer callar a un necio, pero es una crueldad dejarle seguir hablando. Precisamente esa es la razón por la que sigo pronunciándome, en nombre de muchos profesores extremeños, acerca de un tema tan cuestionado y sobre el que tantos ríos de tinta se escribieron el curso pasado.

Un nuevo curso escolar se acaba y un nuevo fiasco de la consejería comienza: las pruebas extraordinarias en junio, que el año pasado fueron un rotundo fracaso, puesto que promocionaron entre un 8% y un 10% de los alumnos