Estimado presidente: nos dirigimos a usted en su calidad de presidente de la Junta de Extremadura, pero no sólo por eso. También por ostentar la máxima responsabilidad en Extremadura en lo que se refiere al cuidado del patrimonio histórico y cultural.

Nos consta su sensibilidad hacia estas cuestiones, y prueba de ello es que no ha delegado las competencias en patrimonio, sino que las mantiene adscritas a la Presidencia. Además, no podía ser menos en una persona como usted, nacida y criada en la ciudad de Olivenza, donde el mestizaje de dos culturas ha dado como fruto un estilo propio y un conjunto patrimonial bello como pocos.

Por ello le pedimos su ayuda. Como sabrá (aunque creemos que no dispone de toda la información) se quiere cambiar radicalmente la estética de la plaza de España de Mérida, rompiendo su armonía en nombre de la modernidad, con un plan que no gusta a nadie, ni arquitectos ni cronistas ni grupos políticos (salvo el proponente) ni ciudadanos.

Es esa apelación a la ‘modernidad’ la que nos inquieta. Porque en nombre de la ‘modernidad’ se podría asfaltar el recinto del Teatro Romano para evitar tropezones y caídas, sustituir sus gradas por cómodos asientos y poner una cubierta para protegernos de los elementos.

En nombre de la ‘modernidad’ reforzaríamos el Puente Romano con hormigón para que soportase el tráfico, arrasaríamos el yacimiento de Morerías para hacer los tan necesarios aparcamientos, tiraríamos el Hospital de San Juan de Dios para hacer una sede parlamentaria más funcional y barata de mantener…

Parece que hay quien cree que Mérida es un grupo de restos romanos y punto. Sabemos que usted no lo ve así. Usted ve un conjunto, y una evolución histórica que va desde la fundación de Emérita hasta la actualidad, dejándonos vestigios visigodos, árabes, medievales, modernos y contemporáneos.

¿Habría que demoler en nombre de la ‘modernidad’ y por no estar fechados en época romana edificaciones como el Puente de Hierro o el colegio Trajano (que ya estuvo a punto de sucumbir a esa ‘modernidad’)? Estamos seguros que usted no lo cree así.

Por eso le pedimos ayuda para frenar este despropósito en la zona de especial protección de Mérida, en un foro tan emblemático como la plaza. No es de recibo tratar de demoler sin más quioscos que ya son paisaje urbano, para construir cuatro cafeterías ‘modernas’ que además harían la competencia a los negocios de la zona, pero pagadas en diferido con dinero público.

No nos oponemos a que se realicen mejoras en estos quioscos, ni tampoco, claro está, a que se defina legalmente la concesión. Nuestro rechazo es a la política de piqueta y tabla rasa, que puede provocar la desaparición de elementos vinculados a la memoria colectiva de la ciudad.

Estos elementos, esta memoria, han sido despreciados de un plumazo bajo el argumento displicente de que ‘arquitectónicamente no valen nada’. No son, en efecto, comparables al vecino Palacio de los Mendoza o a los mosaicos de la Casa del Mitreo, por poner dos ejemplos, pero sí, en su configuración, han marcado una forma de compartir este espacio ciudadano. Y es que si sometemos todo a ese único criterio, el de considerarlos aisladamente como construcciones sin valor individual, obviando qué significan y qué memoria guardan, ¿cuántos de los objetos del Museo Etnográfico González Santana de su ciudad merecerían ser conservados? Aisladamente, pocos, muy pocos, porque no dejarían de ser cacharros viejos de una época ya superada. Pero colocados en su contexto, como parte de un conjunto, forman parte de la memoria colectiva, y ese es su valor y nuestra riqueza. Lo mismo ocurre con estas cuatro esquinas de la plaza.

Como se dijo acertadamente en el Foro Juvenil del Patrimonio Mundial: «El mundo se mueve a un ritmo tan acelerado que la mayoría de las personas irrumpió en el siglo XXI olvidando sus orígenes. Debería ser al revés. Deberíamos valorar nuestras raíces y nuestra cultura, y utilizarlas como cimientos para construir nuestro futuro».

Por eso apelamos a usted. Ayúdenos a frenar este desatino.

* Abogado, en representación de los

concesionarios de los quioscos de la

plaza de España de Mérida.