TMti sobrina María dio el 1 de junio su primer concierto de piano. Todos estuvimos gozosos. Sé que una columna no admite la expansión personal, por eso voy corriendo de la anécdota a la categoría: el gozo por María es también por los jóvenes que con esfuerzo conjugan música con estudios normalizados. Junto a ellos, los padres que han cimentado esta labor y los profesores que se han olvidado de la calamitosa situación de la enseñanza, dedicándose a instruir y hasta a educar. La memoria no puede olvidar a aquéllos que no pudieron tener un día como éste porque en Cáceres no hay un conservatorio adecuado para la demanda existente gracias a la ineptitud de los políticos que año tras año desproveen la esperanza de muchos jóvenes.

Estos días los carteles coloristas en los balcones interpretan la unánime demanda de la capitalidad cultural de la ciudad, pero deberán también encarnar el propósito de enmienda de erráticas gestiones culturales. Es el momento de que el reivindicado conservatorio se haga carne y proporcione a los jóvenes cacereños la opción de un soñado primer concierto, rodeados, como María, de familiares, amigos, expectativas y futuro.

*Licenciado en Filología