WLw os presupuestos generales del Estado que ha presentado Pedro Solbes están elaborados en torno a un eje fundamental: el equilibrio, que en este caso tendrá forma de superávit por tercer año consecutivo. Lo que había sido una obsesión en los gobiernos del PP en su afán por cumplir con las directrices europeas, se ha convertido ahora en algo normal y corriente para un Ejecutivo cuya batuta económica maneja precisamente el hombre que en aquella época era comisario europeo del ramo. La característica principal de estos presupuestos, como ocurrió en los tres anteriores de Rodríguez Zapatero, es la política social, que se lleva la parte del león --el 50,5% del total--, con un incremento del 8,4% respecto del año anterior. Mientras, los objetivos fundamentales del gasto público son la mejora de la productividad, que es la base sobre la que descansa la puesta al día y la competitividad de nuestra economía; la protección social, en la que se avanza para consolidar el joven Estado del bienestar español, y la solidaridad internacional para afrontar los retos del nuevo siglo. Aunque todos los capítulos de gasto aumentan, hay uno que llama mucho la atención: el de la seguridad ciudadana, que lo hace en un 12%. A principios de verano se dio la alerta por la oleada de robos y asaltos en domicilios y ahora el Gobierno se muestra sensible a aquellas quejas. Pero, si efectivamente existe un problema de dotación en materia de seguridad como para que el aumento de sus recursos duplique la media del gasto público, sería de agradecer que los ciudadanos sean informados sin temor a que cunda la alarma social.