WEwl Gobierno debatió ayer el borrador de la ley de prevención del tabaquismo, que restringirá aún más fumar en los espacios públicos. La ministra de Sanidad, Elena Salgado, recordó que el tabaco es la primera causa de muerte evitable, y dijo que se deben proteger los derechos de los no fumadores así como facilitar el abandono del tabaco a quienes lo deseen.

Garantizar el derecho a no fumar indirectamente y a no sufrir las molestias del humo justifica medidas coactivas. Pero el segundo de los objetivos ministeriales, la reducción del consumo del tabaco entre quienes tienen el hábito, debe pasar por la vía del convencimiento y el estímulo. Este difícil equilibrio se ha conseguido, por ejemplo, en la propuesta de regulación de bares y restaurantes: los de menos de 100 metros cuadrados pueden elegir entre aceptar o no el tabaco, y los de mayor dimensión tendrán que crear dos zonas diferenciadas. Pero la propuesta del Gobierno para los centros de trabajo es excesiva. Si las áreas de fumadores en las empresas reúnen las condiciones necesarias (aislamiento, salidas de humos...) para no afectar la salud de los no fumadores, no hay razón para eliminarlas como se propone. Es un exceso de intervencionismo y debe ser corregido.