En cualquier régimen autoritario, el poder considera que la independencia personal es altamente peligrosa. Que un científico se niegue a participar en el programa estrella del Gobierno no solo es sospechoso, sino que es visto como una traición merecedora de la cárcel. Esto es lo que le ocurrió a Omid Kokabee , un científico iraní que desde el 2011 está preso en Teherán por no haber querido participar en actividades de seguridad o militares vinculadas al desarrollo del programa nuclear iraní. Nada detiene este programa pese a las negociaciones con Occidente, como han constatado esta misma semana los inspectores internacionales. Con las sanciones mordiendo y la inflación galopando, el régimen teocrático crea nuevos mecanismos defensivos. El último ha sido la exclusión de las elecciones presidenciales del 14 de junio de dos destacadas figuras políticas que podían aglutinar el voto reformista opuesto a los rigores impuestos por el líder supremo, Alí Jamenei .