Desde los medios de comunicación se nos habla prácticamente a diario de la delicada situación que atraviesa el modelo de Atención Primaria que tenemos en la actualidad: falta de médicos de familia, burocratización excesiva de la consulta, contratos basura y un largo etcétera de problemas.

Pues bien, soy médico de familia y me siento orgulloso de serlo, pero próximamente voy a cerrar mi etapa como tal. El motivo es que me he vuelto a presentar al examen MIR y voy a realizar otra especialidad. La razón de esta carta no es otra que dejar constancia de que yo no soy un caso aislado. Muchos médicos de familia deciden abandonar la Atención Primaria, volver a realizar el MIR y formarse en otra especialidad. En el examen de este año se podían contar por decenas los compañeros que intentaban acceder a una plaza MIR y no es raro encontrar anestesistas, cirujanos, radiólogos, etcétera, que además son médicos de familia. Entre los motivos que empujan a un médico de familia a realizar otra especialidad, no cabe duda, hay una ilusión personal por aumentar sus conocimientos, por aprender, por formarse. Pero no es menos cierto que parte del empujón lo da la situación tan delicada que se vive en la Atención Primaria. El abandono de tantos médicos de familia jóvenes ya formados, con experiencia y con ganas de trabajar no debe ser pasado por alto por los gerentes y plantearse que los que hoy están en un consultorio o en un punto de Atención Continuada y con contratos inestables, si no se les incentiva, no se les motiva, no se les ilusiona y, sobre todo, no se les escucha, pronto tendrán un motivo más para plantearse un futuro en otra especialidad y, quizás, no volver nunca más a trabajar en Atención Primaria.

Pedro Domínguez Ballesteros **

Badajoz