La Consejería de Industria y la Confederación Empresarial de Extremadura (Creex) han firmado un convenio por el cual se comprometen a colaborar para reducir el uso de bolsas de plástico un 50% en cinco años. La medida es bienintencionada, no en vano las bolsas de plástico, que tardan 300 años en degradarse, son una de las grandes amenazas al medio ambiente y se suceden las acciones de grupos ecologistas para erradicar su uso.

Sin embargo, y a tenor de los hábitos de los extremeños, va a hacer falta algo más que las campañas de sensibilización que, junto al convenio, se anuncian para alcanzar los objetivos previstos. Y es que el consumo de bolsas de plástico en la región es extraordinariamente elevado: 300 millones al año, lo que equivale prácticamente a una bolsa al día por habitante con capacidad de consumir. Se tendría que echar mano de una acción coordinada del comercio regional para buscar alternativas al plástico. Las experiencias anteriores no invitan al optimismo: basta reparar en que alguna cadena comercial ha tenido que dar marcha atrás en la supresión del plástico por la mala acogida entre los consumidores. Una vez más va a hacer falta el concurso de la escuela para modificar los hábitos.