¿Que ocurre en nuestro mundo globalizado cuando el precio del menú se dobla en 2 años? Sencillamente los que no pueden pagarlo se quedan sin comer.

El sur global se encuentra asfixiado por un sistema económico despiadado e insostenible, tiene hambre, y los conflictos por un bien inalienable como es el pan de cada día no dejan de producirse alrededor del mundo. Protestas como las de Haití (6 muertos) o Camerún (40 muertos) son solo ejemplos de un total de más de 37 países de Africa, Asia y América Latina donde unos 90 millones de personas están sufriendo los efectos directos de la gran crisis alimentaria. Calificada de "silencioso asesinato en masa" por Jean Ziegler, enviado de Naciones Unidas para asuntos alimenticios, esta terrible crisis no ha hecho más que empezar.

Detrás de los precios desorbitados de los alimentos básicos se esconden causas diversas como la especulación, las medidas proteccionistas para limitar las exportaciones, el crecimiento y cambio de hábitos alimenticios de gigantes como China e India, y de manera especialmente importante el uso de alimentos como agrocombustibles.

Los tan irónicamente llamados biocombustibles son ampliamente promovidos por los Estados Unidos, Brasil y Europa para luchar contra la subida de los precios del petróleo y con el lema, dicen ellos, de combatir el cambio climático. Pero lo cierto es que no solo no suponen una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que teniendo en cuenta que la superficie productiva de nuestro planeta es limitada y que la población no hace sino aumentar, es evidente que las consecuencias sociales a corto-medio plazo serán desastrosas ya que la inseguridad alimentaria afecta actualmente a más de 850 millones de personas.

La soberanía alimentaría es el principal derecho universal de los pueblos, y el hambre no es sino el resultado directo de un modelo económico devastador. Por todo ello debemos concluir que establecer urgentemente una moratoria contra los agrocombustibles es imprescindible si queremos evitar que el hambre provoque un terrible genocidio.

Juan Del Río **

Correo electrónico