SIGNIFICADO DE UN ADJETIVO

Militante

J. Fernández Sánchez

Conviene explicar a algunos, aunque no les guste, que los diccionarios están para algo y no viene mal el consultarlos de vez en cuando. Así, «militante» (adj.) es el que milita o es afiliado, socio, participante o componente de un partido, de una asociación o una organización. Y el que milita recibe el adjetivo que hace referencia a ese partido, asociación, grupo u organización. Así, al que milita o es miembro del partido comunista, socialista o de un equipo de fútbol (por ejemplo, el Sevilla) se dice que es un «comunista», «socialista» o «sevillista», respectivamente, sin que ello signifique que a esa persona se le pueda atribuir todo lo positivo o negativo de esa organización o ese colectivo. Significa que pertenece o milita (o perteneció o militó, según el contexto utilizado) en ese grupo o asociación. Y se puede referir a un vástago o retoño de una de esas personas como que es o se trata de hijo de un comunista, socialista o sevillista. Dicho y entendido todo esto vamos a practicar: ¿Cómo se denomina a la persona que milita o militó en o fue componente de una organización terrorista? Y a continuación que cada uno opine si el decir «fulanito es hijo de un terrorista» constituye un delito o no, todo ello en base a la libertad de expresión que a todos nos ampara para afirmar que, quizá no existen 18.000 pruebas, pero, al parecer, según internet y los medios de comunicación, sí hay declaraciones del propio «fulanito» diciendo que su padre formó parte de una peculiar, y, al parecer, no muy pacífica organización.

AMIGOS DE MÉRIDA

Efemérides, vocabulario y «blanqueamiento» de la historia

Enrique Teixidor de la Concha

Jerez de la Frontera

Soy un emeritense que lleva varios años viviendo fuera de Mérida y que intenta seguir la actualidad de nuestra ciudad desde la distancia, para lo cual resultan especialmente útiles las redes sociales. En ellas sigo, entre otros perfiles, a la Asociación de Amigos de Mérida, grupo no político que me consta que realiza una importante labor tejiendo relaciones de forma transversal y en la difusión de la actualidad emeritense.

Me sorprendió ver en su perfil en Facebook, en la sección «efeméridas» el siguiente texto (las comas son de la publicación original) «El 19 de junio de 1960, Francisco Franco, se entrevista con Antonio de Oliveira Salazar en Mérida. Ambos jefes de estado, fueron recibidos en el Parador por el gobernador de la Provincia y el alcalde Francisco López de Ayala. Durante la estancia en Mérida visitaron los monumentos de la ciudad.» El texto relata un hecho que si bien pudo tener importancia en su momento, no ha tenido trascendencia histórica relevante.

Me sorprendieron varias cuestiones. Por un lado, elaborar una sección de efemérides implica la imposibilidad de recoger todos los hechos históricos de una ciudad, de forma que la labor de selección es importante y no deja de ir cargada de voluntad. La sorpresa viene de la elección del hecho pero también viene por el vocabulario utilizado, «jefes de estado», ¿eran Salazar y Franco «jefes de estado»? Sí, ese era su cargo oficial, pero también no.

Tanto Salazar como Franco llegan y ocupan dicho puesto en el contexto de gobiernos autoritarios, represivos, violentos, que recortaron las libertades y derechos de españoles y portugueses durante décadas. No, no se reunieron dos jefes de estado en Mérida. Se reunieron dos dictadores. De eso no hay duda ninguna. Y todo esto sin entrar en cuestiones políticas.

Creo que hay que tener un especial cuidado con el vocabulario en temas tan concretos como este, con el enervante y amenazante crecimiento de la ultraderecha en toda Europa (y fuera de Europa) y también en nuestro país, que pretende «blanquear» determinados horrores del pasado. No dudo de que la Asociación de Amigos de Mérida no participa de ninguna manera en este proceso, pero les pido que tengan cuidado, que, dentro de lo posible, corrijan la publicación, y continúen desarrollando su importante labor.

Un ejemplo: «El 19 de junio de 1960 se reúnen en Mérida los dictadores Antonio de Oliveira Salazar y Francisco Franco, recibidos por el gobernador de la provincia y el alcalde de la ciudad, Francisco López de Ayala, en el Parador. Durante la instancia visitaron los monumentos de la ciudad». En realidad preferiría cualquier hecho deportivo o cultural de la ciudad, por encima de la reunión de los dos sátrapas.