Entre los esfuerzos diplomáticos que intentan evitar la guerra contra Irak destaca el papel activo que desempeña el Vaticano. El Papa ha expresado su oposición frontal a la guerra y la diplomacia de la Santa Sede lo está demostrando con los hechos. El Vaticano, a través de su órgano oficial de prensa, ha opinado que las pruebas presentadas el miércoles por Colin Powell ante la ONU son "poco convincentes", alineándose así con los países europeos opuestos a la solución militar. Ayer, el Papa recibió a Joschka Fischer, presidente en ejercicio del Consejo de Seguridad, pero también ministro de Exteriores de Alemania, país rotundamente contrario a un ataque a Irak. La coincidencia fue total. Y, sobre todo, Juan Pablo II recibirá el viernes, el mismo día en que los inspectores de la ONU presentarán en Nueva York su nuevo informe, al viceprimer ministro iraquí Tarek Aziz. Son tres misiles pacíficos dirigidos a la línea de flotación de la política norteamericana en Irak. Esta clara toma de postura explica por qué los obispos extremeños se oponen al ataque militar. Es una posición que tendrá repercusiones en la franja católica de una opinión pública ya claramente decantada contra la guerra.