TLtas primeras encuestas de opinión son demoledoras para el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba . La puntilla a sus expectativas ha sido la reforma constitucional sin referendo.

Hay algo peor que la derrota para el PSOE. Según algunos análisis demoscópicos, el PP está preocupado por tener un PSOE demasiado débil en la oposición. Teme que el papel real de control al Gobierno no esté en el Congreso, sino en la calle. El enemigo de Mariano Rajoy , a quien este teme, no es el PSOE, sino el 15-M. La calle en pie de guerra con un PSOE desahuciado, incapaz de tamizar las esperanzas de la izquierda española. Una mayoría absoluta del PP, con un PSOE por debajo de los 125 escaños, sin poder territorial en comunidades ni municipios importantes, es el peor escenario para la catarsis socialista. Rubalcaba no ha entendido que sus votantes no querían que Zapatero salvase a España inmolándose para frenar la ofensiva de los mercados. Se hubieran conformado con que no renunciase a las señas de identidad del socialismo español. Nadie agradece los esfuerzos personales y las renuncias del presidente español, sobre todo porque sus decisiones no han cumplido ninguna de las expectativas. Los mercados siguen devorando la economía española, el empleo no crece, continúan los despidos y no hay luz al final de esta oscuridad.

El colmo de la ironía son las rogativas que sin duda va a hacer Rouco Varela para atemperar el tsunami en el PSOE.

Los electores socialistas están más preocupados por el día después que por los resultados de las elecciones. Muchos creen que nada de lo que hay sirve para el futuro: ni Rubalcaba, ni Chacón , ni Bono , ni nadie de los que están en pista de salida. La regeneración tiene que ser total porque no hay salvavidas para quienes han conducido la nave.