WEwspaña se desayunó ayer con una noticia trágica: la muerte de cinco guardias civiles en un accidente en el que también fueron heridos graves otros dos agentes. La Guardia Civil, que se ha ganado a pulso un merecido respeto en la sociedad española por su eficacia y vocación de servicio, pagaba, una vez más, su tributo en vidas mientras trataba de proteger a los ciudadanos. Y es que el desgraciado accidente se produjo cuando un camionero los arrolló mientras los guardias hacían un control para aumentar la seguridad de la Cumbre Internacional sobre terrorismo que tiene lugar en Madrid. El suceso ha conmocionado particularmente a esta región, puesto que uno de los fallecidos y otro de los heridos son extremeños. Aunque la causa del accidente parece indiscutible y se debe a que el camionero que los arrolló se había dormido, no por ello dejan de ser ajustadas las críticas que hizo ayer la Asociación Unificada de Guardias Civiles en Extremadura, al denunciar que los controles de carreteras --sean como medida antiterrorista o para controlar el alcohol en sangre de los conductores-- se llevan a cabo sin las necesarias condiciones de seguridad para los agentes. Demasiadas veces estos funcionarios están expuestos en la carretera sin estar suficientemente visibles para no correr peligro.