Me he enterado hace casi nada de que existe una enfermedad llamada síndrome de Cotard, que consiste en que el enfermo que la padece, se cree muerto. Y he tenido noticia de un caso así estos días pasados. Escuchaba en una conversación algo alejada de mí y del libro que intentaba leer, que un hombre de prestigio, un ciudadano notable, había dicho con motivo de no sé qué circunstancia, que él, estaba muerto. La cosa era, por lo visto, para ser contada, y lo era además de forma reiterativa, llena de adornos y ademanes efusivos. Esto, atrajo, naturalmente mi atención y, dejando cerrado el libro para ocasiones de silencio y retiro, presté mayor atención. No era una banalidad, ya lo había notado, lo que allí se decía, y el hecho de conocer esta noticia extraordinaria y triste, me tuvo atento y en suspenso largo rato. Así que me decidí enviarla al Periódico, para hacerla llegar a las personas que como un servidor, la ignoraran. Quizás si fuera adicto a internet, mi ignorancia no hubiera tenido lugar, no sé. Pero no me he mordenizado en ese sentido, y quizás en ningún otro. De forma que aquí les quedo mis breves y mal enlazadas frases, con el sentido, sin embargo, de lo que quiero transmitir, para conocimiento de quienes como yo, no estuvieran al corriente.