Lejos de echar marcha atrás por las críticas prácticamente unánimes y la censura de Bruselas, Nicolas Sarkozy se ratificó ayer en su política de expulsiones de gitanos rumanos. El presidente francés, concretó la legislación que pretende aprobar contra la inmigración irregular basada en conceptos tan ambiguos como amenaza al orden público o ausencia permanente de medio de subsistencia.