Dramaturgo

Resultan patéticas las declaraciones de los maestros del colegio de Hospitalet en el que fueron secuestrados aquellos alumnos. Se quejan de la presión a la que les están sometiendo algunos programas de televisión basura para que vayan a hacer espectáculo con el miedo de los niños y la locura del adolescente secuestrador. Y no me extraña porque corren malos tiempos para la infancia visto lo que ha hecho el pirado de Michael Jackson con su hijo, colgándole por el balcón, o lo que se hace a diario con niños y niñas en programas donde les visten de lentejuelas y les obligan a cantar como ruiseñores horteras. Antes se masacraba a los niños con los anuncios de Famobil de Reyes y se les remataba con el oso Yogui mientras merendaban nocillas y petisuises. Pero ahora se ha dado un paso más, ahora se quiere hacer espectáculo con ellos, se quieren explotar sus sentimientos (hay programas de tarde-marujil que sacan a menores y frente a las cámaras les preguntan cosas como si ya lo han hecho o, peor aún, si están enamorados de su compañera o compañero. Y hay menores que muestran más sentido común que los presentadores respondiendo con un Y a usted qué le importa ). Eso es pornografía infantil también, eso es un delito recogido en nuestro Código Civil, y quienes los perpetran, las Patricias, las Anas Rosas y los demás, son tan delincuentes como el vicioso que hace fotografías de niños y niñas desnudos en una guardería de Valladolid o en una portería de Vallecas.

Hubo un tiempo en el que el niño en España estaba protegido, lo hubo y no hace tanto. ¿Por qué se ha relajado esa protección? No quiero ni pensar que la voracidad de las televisiones haya puesto su vista sobre ellos, estaríamos perdidos.