Las noticias de atentados abundan en nuestros periódicos, y el de Niza ha agotado mi paciencia tras observar las imágenes de pánico divulgadas por los medios de comunicación. Sobre todo, el vídeo de una niña pequeñita al lado de su madre con sus ojos horrorizados y llenos de interrogantes.

Como esta niña, somos muchos los que nos hemos preguntado el porqué de estas salvajadas, en este caso achacando la culpa a la religión musulmana y su doctrina yihadista. Sin embargo, hace ya más de una década que en España también sufríamos esta misma sensación de impotencia frente a los atentados de ETA. Sinceramente, en aquellos tiempos grises hubo gente, como la hay ahora, que miraba a los vascos con otros ojos, con los mismos ojos que ahora miran a los musulmanes. Mas, sin la intención de defender ninguna religión ni ideología, porque en efecto, como una española de origen persa, fui testigo de las malas consecuencias de dejar el mando de un territorio en las manos de unos ideólogos o religiosos. Dicho todo esto, hoy pensé para mí: ¡Qué lástima que nadie rezase a los oídos del asesino de Niza para recordarle su ignorancia con unas palabras fundamentales del Corán de las que nadie le habló antes! Se trata de la famosísima pregunta retórica de Dios a niñas recién nacidas que fueron asesinadas por sus propios padres en Arabia antes del islam, que se fundamenta en la defensa de la vida y cuestiona la ignorancia de sus asesinos. Literalmente se traduce como sigue: "¿De qué culpa te mataron?"