WAw escasos días de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atenas, la ética del Comité Olímpico Internacional (COI) vuelve a estar en entredicho después de que un reportaje de la BBC demostrara que algunos de sus miembros estaban dispuestos a escuchar ofertas por vender su voto en favor de Londres en la reunión que, en julio del 2005, decidirá la sede de los JJOO de verano del 2012. Lo malo es que llueve sobre mojado, ya que el COI tuvo que hacer frente a la corrupción existente cuando concedió los Juegos de Invierno del 2002 a la norteamericana Salt Lake City, cuya candidatura facilitó dinero, regalos y viajes a diversos miembros del senado olímpico y a sus familiares.

Este es el primer escándalo al que se enfrenta el sustituto de Juan Antonio Samaranch, el belga Jacques Rogge. En sus manos está combatir la evidencia de que el COI alberga en su seno a personas proclives a sufrir influencias a la hora de escoger una ciudad. Máxime cuando todas las candidatas finalistas para el 2012 (Londres, Madrid, París, Moscú y Nueva York) tienen capacidad para albergar unos JJOO. No estaría mal que Rogge demostrara que está dispuesto a acabar de verdad con este tipo de corrupción tan mezquina en personajes, casi todos ellos, adinerados.