El Partido Popular ha criticado en los últimos días los coches con que cuenta la Administración autonómica. Según las respuestas recibidas por el PP a las preguntas que este partido ha hecho a la Junta, el Ejecutivo regional y sus servicios dependientes tienen 1.637 vehículos, un número que el secretario general popular, Fernando Manzano, considera excesivo con el ´argumento´ de que la Junta tiene un coche "por cada 670 extremeños". En razón de ello ha propuesto que done 1.137 coches a los ayuntamientos y que se quede con 500.

Este asunto de los coches oficiales de las administraciones es serio, porque en demasiadas ocasiones --basta recordar el Lexus de la vicepresidenta segunda-- se compran sin que quien lo hace se guíe por un principio de austeridad. Pero precisamente porque es serio, el PP debería manejarlo con más rigor del que lo hace. Si este partido quiere hacer una oposición de trazo grueso, he aquí un campo con grandes posibilidades porque para muchos ciudadanos la existencia de un solo coche oficial es ya suficiente motivo para tildar de derrochador y corrupto al gobierno de turno. Ese tipo de oposición tal vez logre un titular, pero tiene contados réditos en la casilla que los populares deberían cuidar más si quieren gobernar Extremadura: la de la confianza. Y en este sentido, el diputado Manzano debería haber trabajado más para hacer creíble a los extremeños que la Junta derrocha, que le sobran dos terceras partes de los coches de su parque móvil, y que la alternativa que propone ha sido fruto de un estudio de necesidades.