La cumbre de la Unión Europea que se celebró ayer en Bruselas apoyó la creación de un grupo de expertos para que diseñen una política común de reforma del mercado laboral. La decisión va a pasar casi desapercibida en el contexto de la guerra contra Irak y de la profunda fractura política que ha provocado en la UE. Sin embargo, hay que interpretarlo al revés: la ruptura de las estrategias exteriores no impide, ni debe hacerlo, que se siga profundizando en la mejora del mercado interior.

Los Quince siguen creyendo que lo acordado en la cumbre de Lisboa del 2000 no sólo sigue vigente, sino que hay que acelerarlo: para crecer a un ritmo superior al actual hay que revisar a fondo el modelo europeo de contratación y despido. Es una propuesta complementaria a la que también arrancó en aquella reunión, la dotación presupuestaria para hacer de Europa, en el 2010, la economía más dinámica en el desarrollo de la sociedad de la información. La designación, por unanimidad, del exprimer ministro holandés Win Kok para dirigir la comisión de expertos que debe armonizar el mercado laboral y sugerir las reformas necesarias es un indicio de que en la UE todavía hay cordura para pensar en un futuro laboral mejor.