Escribo esta carta para dar voz a esas otras víctimas de malos tratos y abusos sexuales de los que tan poco se habla: las víctimas de denuncias falsas. ¿Cuántos inocentes tienen que ir a la cárcel para que nos demos cuenta? Afortunadamente las sentencias condenatorias demuestran que algo está cambiando: "Dos jóvenes condenadas a 2 años de cárcel por falsa denuncia de violación". "20 meses de prisión por falsa denuncia de malos tratos". "Condenada una joven que finge ser violada por 4 compañeros de colegio. El rastreo de móviles desmonta su mentira". "Un año y cuatro meses de cárcel para una mujer por mentir en un caso de malos tratos. El juez impone la misma pena al padre y una amiga por falso testimonio".

Y son solo una muestra. El dolor, la soledad, la impotencia ante una injusticia y el estigma social marcan al acusado, pero también a su familia. Y le puede pasar a cualquiera. Además, roban recursos y perjudican a las mujeres que sí han sido realmente víctimas. No seamos cómplices. Si sospechamos de una situación así, no dudemos en denunciar. Podemos contribuir a que un inocente recupere su libertad.