Hablar de las hipotecas, de entrada, me da escalofríos. Soy uno de los esclavos de los bancos. Cuando estaba en auge, llegué a pagar 1.400 euros mensuales por una hipoteca. La llevo pagando desde hace cuatro años y medio, pero no quiero hablar de esa deuda en concreto, sino de las hipotecas en general. Con la crisis ha habido muchos desbarajustes que los bancos y cajas están aprovechando para hacerse más ricos. Además de que la ley siempre los ampara y el Banco de España los subvenciona, los bancos y las cajas son ahora las inmobiliarias más grandes del país.

Tengo claro que uno debe saber lo que firma, y a mí, seguramente, me dieron gato por liebre. Creo que antes no se explicaba bien a qué te ataba una hipoteca; los bancos y las cajas no daban toda la información legal al respecto. Pero la crisis es culpa de todos. De la banca, por darnos créditos que, en muchos casos, sabía que nunca podría cobrar íntegramente. Y culpa nuestra, por aceptarlos. Y, sobre todo, es culpa del Estado, por mantener el alquiler de la vivienda como si fuera una hipoteca. El Gobierno no vio con tiempo lo que iba a ocurrir, y me cuesta creerlo.

También es injusto que los inmigrantes tengan que devolver las llaves del piso y volver a sus países. Compañeros que trabajan en las cajas me comentan que hay varios casos así. Si se cambia la ley y el comprador devuelve las llaves, se debería acabar la deuda, aunque esto seguramente provocaría la muerte definitiva de los bancos y las cajas. Si es así, bienvenidos al réquiem por la banca.

David de las Heras Muñoz **

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