L a victoria de Pablo Iglesias sobre Iñigo Errejón debería entrecomillarse, por relativa. Pero no. Para cuando se celebre la denominada Asamblea Ciudadana Estatal o, más castizamente, Vistalegre II, Iglesias habrá multiplicado los panes y los peces de esa diferencia de 2.411 votos que ha obtenido sobre Errejón. Bastaría con la práctica del “conmigo o sin mí”, del “todo o nada”, como este ultimátum: “Si el documento político más importante que se presenta al congreso -que representa a mi equipo y a mi proyecto- sale derrotado, yo no seré secretario general”. No le hará falta, sin embargo, porque el problema de Errejón, y el motivo de que sea únicamente el ‘número dos’, es que tiene la mala costumbre de pensar por sí mismo, lo cual no hay partido que lo resista ni militantes que lo soporten. Es el cesarismo, qué se le va a hacer.

Así pues, ni siquiera necesitará Iglesias eliminar esa disidencia de 38.419 votos a favor de Errejón. Se disipará sola. La razón es que los partidos políticos seleccionan a sus cargos en función de la lealtad al líder, en este caso Iglesias, y Errejón ha sido muy crítico con el procedimiento: “El miedo a discrepar es un método de selección de la mediocridad”. Tras la consulta, que ha roto la imagen de que Iglesias contaba con el apoyo mayoritario de las bases, Errejón sabe perfectamente que no debe celebrar “un magnífico resultado”, como lo ha calificado, ya que Iglesias será siempre el líder de Podemos (por haber sido el primero) y la militancia del partido será siempre la militancia del líder. Ni de Errejón ni de Miguel Urbán, que, aunque inútilmente, también ha ayudado a descomponer la imagen de Iglesias como único.

Para las bases de Podemos, el partido es Pablo Iglesias. El que su propuesta de elegir juntas la política y las personas que dirigirán el partido no haya sido refrendada por la mayoría, como le ha ocurrido siempre, no significa que su liderazgo se cuestione o esté en peligro. Es más, tan arrepentidos están los que ha votado por la discrepancia como los que la han presentado. Y prueba de ello es que Errejón no sobrevivirá a Vistalegre.

* Funcionario