Corría 1942 y Francisco Franco adoptó el horario alemán en contra del entonces vigente, que en palabras técnicas significa que pasó del GMT, Tiempo del Meridiano de Greenwich, al GMT+1, es decir, añadir una hora al horario de entonces haciéndola no coincidente con la luz solar española. De aquellos barros estos lodos que se diría.

Ahora nuestro Gobierno se está planteando seriamente volver al primigenio GMT vendiendo la conciliación laboral y familiar, que aunque pudiera ser cierta, nada tiene que ver con el impacto que para las relaciones económicas con el resto de países del entorno más cercano significaría igualar el horario. Pero para eso, el reloj no basta.

España, que también atrasa y adelanta el reloj una hora, pero una hora más tarde, en verano, tiene adquiridos unos hábitos o costumbres, incluso convenios laborales y jornadas escolares adaptados no al horario GMT+1, (que unas manecillas no deciden cuando se entra o sale de trabajar), adaptados a la idiosincrasia española, a la siesta y su acervo cultural.

Volver al GMT+0, solo moviendo la rosca del reloj y pensar que con eso concentraremos las horas de trabajo entrando a las ocho y saliendo a las cinco o a las seis, con una hora para comer, cambiar las horas de parrilla televisiva, irnos a la cama entre las nueve o las diez, o cambiar la jornada escolar de nuestros hijos --lo que les obligará a comer en el propio centro y a la comunidad adaptar tiempos y espacios--, es una utopía si no se realiza un gran esfuerzo económico en infraestructuras, negociador en los convenios, en ayudas y bienestar social, incluso en complementos salariales según zonas geográficas o asignación familiar como en Francia. El esfuerzo incluso podría ser legislativo.

Con la crisis actual, dudo se pueda adaptar jornada laboral y conciliación familiar en estos momentos, salvo craso error de adaptar a la baja lo que debiera ser adaptado al alza, pongo como ejemplo las congelaciones y recortes de los funcionarios, adaptación por orkidos, término médico en referencia a los testículos, con perdón.