Pekín apagó ayer su pebetero con una ceremonia también espectacular y cedió el testigo a Londres. La capital británica tiene la difícil misión de superar unos Juegos que como mínimo pueden calificarse de excepcionales, tanto por su buena organización --han participado deportistas de 204 países-- como por los resultados obtenidos: se han batido 38 récords mundiales. Atrás han quedado los miedos iniciales por la seguridad y la contaminación endémica que padece la capital china, aunque el excesivo calor se ha hecho notar. Ni el conflicto en Georgia, iniciado con los Juegos en marcha, han podido empañar el éxito de Pekín 2008.

Otra cosa es calibrar si los beneficios políticos que muchos observadores prevén de esta cita olímpica se van a obtener o no finalmente. El tiempo dirá cual es el impacto que esta globalización por el deporte tendrá en la sociedad china y en su cerrado régimen político. Habrá que ver si el camino hacia la democratización resulta imparable una vez China se ha convertido en una potencia económica (y deportiva, sea dicho de paso) mundial y se ha abierto a los ojos de millones de habitantes del planeta que, pese a admirarse por la capacidad de organización demostrada, recelan de un régimen autoritario que persigue a la disidencia, abusa de la pena de muerte y reprime a sangre y fuego las protestas de los tibetanos.

En cuanto a los resultados deportivos, China ha irrumpido como gran potencia olímpica, con 51 oros; por delante de EEUU, con 36, aunque los norteamericanos han cosechado mayor número de medallas: 110 en total, por 100 de los anfitriones. Rusia y el Reino Unido, próximo anfitrión de los Juegos, han ocupado la tercera y cuarta plaza, respectivamente.

España ocupa un discreto puesto, el número 14, con 18 medallas (cinco de oro, 10 de plata y tres de bronce), una menos que en Atenas (aunque solo tres fueron de oro) y cuatro menos que en Barcelona (13 de oro). Ni se ha superado Barcelona´92 como anunciaban algunos optimistas fuera de medida, ni ha sido el rotundo fracaso que muchos temían en el ecuador de los Juegos. Tenis, ciclismo, vela, piragüismo, baloncesto y natación sincronizada nos han dado las mayores alegrías. También hockey sobre hierba, pese a la amargura de unos jugadores que no aceptan nada que no sea el oro. Pero en atletismo, natación pura y judo los resultados han sido decepcionantes. Quedan cuatro años para la cita de Londres, y hay que aprovecharlos.

Por último, los Juegos de Pekín han dejado dos grandes noticias para el currículo de Extremadura, como son las medallas de plata y bronce cosechadas por José Manuel Calderón (baloncesto) y Carlos Prieto (balonmano), respectivamente. El villanovense Calderón no pudo disputar la semifinal y la final pero su aportación previa al equipo fue muy importante, Por su parte, el emeritense Prieto estuvo a gran nivel en la lucha por el tercer puesto, con siete goles. No es un éxito baladí el de estos dos deportistas, por cuanto solo tres extremeños tenían en su poder hasta la fecha una medalla olímpica.