Dentro de unos meses vamos a empezar a celebrar el XVII centenario de la muerte de nuestra patrona y, salvo algunos arqueólogos que conocen el tema en profundidad y la asociación que patrocina sus intereses, nadie más que yo sepa se ha preocupado ni ha tomado conciencia de la importancia y de lo que representa la basílica eulaliense, no ya como yacimiento, que también lo es. Y ya va siendo hora de que las autoridades eclesiásticas, en primer lugar, y las civiles, en la misma línea, empiecen a trabajar en la divulgación de un centro martirial de primer orden, en el que las peregrinaciones a la basílica empiecen a ser lo cotidiano. JOSE LUIS ARELLANO Mérida