TAt alguien le ha podido ocurrir que ha conocido a alguien de quien ha esperado una relación ilusionante, pero al final no ha llegado a buen término. Me refiero a ese encuentro entre dos personas que comienzan a enamorarse y una de ellas sufre un desencanto cuando se da cuenta de que la otra ha mostrado una parte de sí decepcionante. Algo parecido ha ocurrido con el grupo político Podemos y quien suscribe.

Debo reconocer que, en principio, Podemos supuso para mí una nueva fórmula de la que se podía valer nuestra sociedad para generar nuevas percepciones políticas que obligarían a que los parlamentarios sempiternos apoltronados en sus escaños reaccionaran ante la crisis y ofrecieran verdaderas soluciones -en diferido o en directo, daba igual- a los españoles. Pensé que la formación Podemos, surgida del movimiento 15M, traería nuevos aires, sabia renovada; no sé, un punto de inflexión que supusiera el final político del pasado y el principio de un futuro en el que exista una sociedad de clases en la que todos tengamos el mismo derecho a ser ricos, pero nadie esté obligado a ser pobre. Pero no, conforme Podemos va avanzando en el tiempo, muchos de sus guiños y propuestas parecen copiados de discursos y doctrinas antiguas fracasadas.

Pablo Iglesias , en una de sus intervenciones en el Congreso durante la sesión de investidura, no nos contó nada que no supiéramos y no queríamos oír de nuevo. Quizá sólo le faltó ensalzar la revolución bolchevique de Octubre de 1917. Podemos nos va mostrando poco a poco su inspiración en ideas anacrónicas. Ni un capitalismo neoliberal, ni un comunismo ortodoxo, pueden ayudar a que este mundo convulso se temple.

Quizá en la mezcla de distintos conceptos tomados de distintas ideologías está la solución a nuestros problemas económicos y sociales. Por eso, muchos ciudadanos nos estamos desencantado con partidos que anteponen su marca política a pactos que puedan sacar programas resolutivos. Lo único que queremos es que a nadie le falte un trabajo y una vivienda digna, sea cual sea la coalición de partidos que nos gobierne.