El mayor enemigo de un político casi siempre es otro político, indistintamente de la ideología. Un político suele encontrar a su mayor adversario en su opositor natural. O sea, aquel que tiene ideologías totalmente diferentes. Pero también entre políticos de su misma corriente, e incluso de su mismo partido, se puede topar con rivales.

Pedro Sánchez, sin ir más lejos, se las ha tenido que ver con compañeros del PSOE, y ha batallado con otros políticos de izquierda para poder formar gobierno, sin éxito. A estas alturas de nuestra democracia, los españoles hemos aprendido que la política es algo así como una bola de plastilina que los ciudadanos modelan de diversas maneras, hasta que se encuentra la forma que más convence a la mayoría --entendiendo mayoría el 51%--.

Otro gran enemigo de un político es la hemeroteca, ese baúl de los recuerdos en el que buscan los medios de comunicación para sacar a los políticos sus vergüenzas, al que las tenga. Porque hay políticos que reinciden una y mil veces en contradicciones.

Muchas veces la hemeroteca sorprende mostrándonos a algún político que ha hecho lo que antaño prometió que no haría, o desdiciendo hoy lo que dijo ayer. Eso sí, la hemeroteca es un enemigo muy efímero que no suele debilitar a un político, porque si ésta no olvida, los ciudadanos sí. Y al poco tiempo estamos tirando de voto para que nuestro político favorito, por muy cínico que sea, siga teniendo un sillón.

Cuando nos sentimos decepcionados con la clase política y pronunciamos a viva voz la manida frase «todos los políticos son iguales», en nuestro subconsciente decimos «todos los políticos a los que yo no voto son iguales».

Aparte de ser voluble, la política es un teatro. En el escenario los políticos desarrollan la obra, algunos son unos camaleónicos y contradictorios personajes que cambian de vestimenta y de discurso conforme lo requiera el momento.

Los ciudadanos somos el público, que aplaudimos a los actores que nos gustan y abucheamos a los que nos desagradan. Lo malo es que solemos reír todas las gracias de nuestros actores favoritos, aunque la hemeroteca nos demuestre que han tenido una mala actuación.