Política, sagrada función si son personas honradas, necesaria, vital para el buen funcionamiento de una sociedad, antiquísima, quizá ya en la prehistoria los primeros humanos la pusieron en marcha, a lo bestia, sin maldad ni malicia, limpia, para poner orden y reglas a los conflictos entre vecinos, al empezar a vivir en grupo formando tribus. Al paso del tiempo se ha ido degradando hasta convertirse en una cloaca nauseabunda, con abundancia de afluentes que la abastecen con más y más porquería, asusta.

¿La cabra tira al monte? Ahí está el dilema, el ejército de chorizos y golfos descubiertos y los que van saliendo, eran así antes o después de enrollarse con los defensores de la patria. Pero que más da, si la única exigencia para enrolarte en los tinglados políticos, es obediencia ciega, decir sí a todo, pero a todo lo que la dirección decida, para que más, y a vivir.

Como espectadores de esta vergonzosa e innoble guerrilla de bajos fondos entre partidos, se ve, comportamientos chulescos, se lee y escucha, acusaciones con o sin base, juego sucio, traiciones, tránsfugas, mentiras, mentiras, mentiras, todo vale para conservar o conseguir los golosos sillones, y a seguir sacrificándose por el bienestar general. Qué buena gente.

Lo grave es la pasividad de la sociedad ante lo que se avecina, si la deuda pública no para de subir por el brutal sobre gasto, es que sobrevivimos a base de créditos, para hacerles frente, más recortes, y la lista de espera ya se ha duplicado. Menos mal que los españoles más inteligentes volverán a votar a los salvadores de siempre. Felicidades.