TLtos políticos locales a menudo alardean de amar a su ciudad y desear el mejor presente y el mejor futuro para la urbe que gobiernan o pretenden gobernar. Pero claro, la ciudad para los políticos es como una querida --o querido-- caprichosa que a veces pide un piso y otras una piruleta, antojito de la niña --o del niño--. Y ocurre que estos políticos amantes que las gobiernan a veces no pueden sostener, bien por carencias económicas, bien por falta de imaginación o bien por principios, las sucesivas peticiones de su amada urbe. Entonces lo mejor es decir: "Chica --o chico--, lo dejamos, creo que ya no soy el hombre --o la mujer-- de tu vida".

El Gobierno municipal de Cáceres, después de haber cerrado el puerto a la patera del artista Emilio González , y las puertas al condón de los Artistas y Obreros del Mundo, debería plantearse una pregunta: ¿Qué hacemos ya en el ayuntamiento?

La verdad es que en tres legislaturas, los políticos del PP han cumplido una misión acorde con sus ideales conservadores, y se han volcado en proporcionar a la ciudad de bienes tangibles y ornamentales, que falta le hacía, hay que reconocerlo. La han dotado de parques, de fuentes, de complejos deportivos. La han convertido en una ciudad agradable y acicalada, y se agradece; aunque haya perdido poder de convocatoria juvenil por no haber dado verdaderas alternativas al ocio.

Pero ahora Cáceres --una amante caprichosa-- no pide desayunar con diamantes, ni que le monten un yacuzzi en su lujoso excusado, sino un paseo por las nubes hasta llegar al 2016. Y este gobierno municipal ha demostrado que no puede ofrecérselo. Cáceres va a necesitar muchos Emilios González, y muchos Artistas y Obreros del Mundo para conseguir la capitalidad cultural, y si nuestros gobernantes, por sus principios ideológicos o morales, no son capaces de asimilar sus propuestas, y realmente quieren a su ciudad, que dejen paso a otros. Ellos ya han cumplido la misión encomendada.

*Pintor