Trinidad Jiménez es inteligente, sensata y elegante. Tomás Gómez es eficiente y conciliador. Son dos caras de una misma moneda. La cara: Tomás, secretario general del Partido Socialista de Madrid, el exalcalde de Parla más votado, y el que ha puesto orden y unión en la militancia madrileña. Desea presentarse voluntariamente ya que piensa que cualquier persona puede llegar a ser presidente y él quiere intentarlo, aún desobedeciendo al jefe. La cruz de la moneda, la representa Trinidad. A Trini le han pasado una patata caliente. Con lo a gusto que ella estaba con su cartera de Sanidad. Además, lo debe de estar haciendo bien cuando no le llueven críticas del PP. Pero Trini es obediente y ha acatado el encargo aunque sea una misión ingrata. Ha aceptado la incómoda tarea de plantarle cara a Tomás Gómez. Uno de los dos tratará de lanzar de su sillón a Esperanza Aguirre . Será difícil dadas las raíces que ha echado doña Espe a largo de estos años. Eso es democracia, no como en el caso de Rajoy , puesto a dedo por Aznar .

Los militantes enemigos de Zapatero se van a decantar por Tomás, que, además, va de moderado. Claro que el juego democrático tiene estas cosas y es bueno que haya confrontaciones. Y si Trini pierde, lo normal sería que no la penalizaran y siguiera con su cartera. O con otra, que seguro que lo hará igualmente bien. Si gana ella las primarias, sería mujer contra mujer. Pero si el que gana es Tomás, todos estarían en una situación incómoda. Sea como sea, a Zapatero le crecen los enanos: las primarias, la pegajosa crisis económica que no se quita de nuestro suelo patrio y los parados que le salen hasta de debajo de las piedras. Seguro que, algunas noches, necesitará tomarse un relajante.

Ahora la decisión está en manos de la militancia y hay que acatar los resultados. Esto que en EEUU y otros lugares es un proceso normal, aquí aún puede parecer anómalo, cuando forma parte del juego democrático. ¿Quién ganará, la cúpula o las bases? La solución, mañana.