XExl progreso era una promesa que siempre iba a llegar. Algo hermoso a la manera de los sueños, que nos mantenía --hablo de los extremeños-- expectantes e ilusionados. Han transcurrido más de veinte años y hemos pasado el tiempo esperando y admitiendo que mientras llegaba --no lo hacía porque alguien malvado le ponía trabas justo cuando iba camino de Extremadura--, qué suerte teníamos disfrutando de un aire limpio, un ambiente genial y una calidad de vida que ya quisieran para sí los habitantes de Madrid. Y eso sin hablar de nuestras fiestas y tradiciones, que hacen de la región un destino turístico inigualable. Hoy recogemos la cosecha de lo que hemos sembrado: por fin, el progreso. Ahí está, que podemos tocarlo con estas manos y verlo con estos ojos..., aquí mismo, el AVE, la televisión autonómica, la refinería, las infraestructuras, la banda ancha penetrando hasta lo más recóndito de las dehesas, el linex...Y lo que vendrá, porque la nueva consejería consagrada al progreso --de infraestructuras y tecnología creo que se llama-- capaz es de sacarse de la manga la descripción completa del genoma del cerdo ibérico y su repercusión en los mercados, por ejemplo, o la aplicación de la última tecnología láser como paliativo al fracaso escolar o el uso de la resonancia magnética en la mejora de los precios agrarios. Todo puede esperarse de un consejero que ya ha demostrado con holgura su capacidad para llenar las aulas con monitores y cables o convertir al campus de la Uex en lo más parecido al de Berkeley, California, según declaraciones propias. Si hemos llegado a ser la preocupación de Bill Gates en su anterior etapa al frente de Educación, que vayan preparándose ahora los investigadores del genoma humano, los de la vacuna contra el sida y hasta los del airbús, que vamos a revolucionar investigación y tecnologías. Y esta irrupción masiva de progreso a la extremeña debemos agradecérselo a gobernantes y representantes regionales en exclusiva, que tantos desvelos han derrochado. Al menos, así lo opinamos y aplaudimos la mayoría.

...Bueno, casi la mayoría, porque, mi amiga Pepi --y algún escéptico o crítico más-- tiene dudas al respecto y eso que ha sido ella quien ha propuesto el tema. Lee lo anterior y me dice:

--Cariño, a mí no me parece tan simple. El progreso requiere cultura y tradición además de formación, tesón, voluntad y trabajo compartidos por la población y los individuos, no solo declaraciones, fondos públicos, subvenciones y directores bien pagados. Es un itinerario, no un hecho o una fe. Asoma y va siendo presencia de forma gradual, como una escalera, haciéndose patente y poderoso con cada peldaño avanzado. Recorre etapas y una sirve de apoyo a la siguiente. Las tecnologías son herramientas que de nada sirven aisladas o sin objetivos. Ahí tienes a los ordenadores envejeciendo en la escuela mientras fracasan los escolares y continuamos con el menor índice de informatización social del país. ¡Ay, cariño, el progreso no irrumpe de la nada como las apariciones! Ni la tele ni el AVE son progreso en sí mismos. A mí me gusta la tele, ya lo creo, y me gustan los programas de aquí como aquello tan bonito del lince con botas, cuando telesur, que salían todos los pueblos y sus fiestas...Y el AVE, claro que me gusta, para ir a Madrid en un plis plas, pero... tengo dudas, ya te lo he dicho. Aún así, mantengo la esperanza de que sirva para algo más que lo avanzado hasta ahora y no se limite al advenimiento de un vehículo ultrarrápido pero repleto de viajeros disfrazados de jarramplases, carantoñas, encamisaos o peropalos a los que siguen tirando nabos y tomates y mostrando como fenómenos de feria o vestigios del pasado con su burro y todo...Tú me entiendes, ¿no?